09-04-2016BURGOS CONECTA
G. de la Iglesia  |   (09/04/2016)

  • La nueva presidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), Sara Barriuso, insiste en la necesidad de vender nuestras capacidades como sociedad
  • Aspira a imprimir un perfil más “profesional” a la AJE y visibilizar que ser empresario es una opción profesional tan válida como otras
  • Asegura que España es un país lleno de talento y competitividad

Como experta en marketing que es, Sara Barriuso asegura que el gran problema de los españoles no es ni la falta de competitividad ni el escaso talento, sino simplemente que no sabemos vendernos. Y eso es algo que, insiste, debemos cambiar nosotros mismos como sociedad. La nueva presidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), ejemplo paradigmático de cómo hacerse un hueco en el mercado, reivindica el papel de los empresarios, personas “normales” que “no tienen tres cabezas”, sino que simplemente han apostado por una “profesión” plagada de retos y, a veces, de más de un estigma. De todo eso y más habla Barriuso con BurgosConecta.
¿Cómo afronta el reto?
Lo afronto en dos vertientes. Con responsabilidad, porque llevamos 23 años y quiero continuar el buen hacer de los anteriores presidentes; y luego con mucha ilusión de implantar cosas buenas, dejar nuestra marca personal y darle un impulso más a la asociación.
¿Qué le motivó a encabezar una candidatura?

“Queremos dar un toque más profesional a la AJE”

Las personas que confiaron en mí y me animaron a ello. Yo llevaba cuatro meses en Burgos desde que regresé de Madrid para montar mi empresa y me presenté al premio Joven Empresario. El presidente de aquel entonces, Santiago Serna, me conoció y me dijo “Sara, te quiero en mi junta directiva”. En ese momento, sin ser nadie ni conocer a nadie, la asociación me abrió los ojos. Luego llegó Óscar (Gil) y también volvió a confiar en mí,. Cuando Óscar se ‘jubiló’, al principio nadie quería presentarse y me dije a mí misma que no podíamos dejar morir esto, así que decidí dar el paso. Además, lo hice porque el equipo con el que quise contar me dijo que sí. Si me hubieran dicho que no, no me hubiera atrevido.
Dibújeme el perfil de ese equipo.
Pues tenemos a Jorge Villaverde, que lleva desde los 26 años en AJE y nos da continuidad y experiencia. También tenemos a Santos Díez, que es el vicepresidente económico y representa la sensatez. Tenemos a Enrique Mata, que es sinceridad brutal; a Alberto Olalla, que todo lo tiene estandarizado y protocolizado y nos ayuda mucho en la gestión del conocimiento; y a Blanca Leal, que es la creatividad personificada.
¿Qué objetivos se marca?
Los objetivos que nos hemos planteado pasan primero por dar un toque más profesional a la AJE, empezando por hacer más encuentros de networking. También queremos darle un toque en el ámbito internacional, aprovechando que tanto Blanca como Alberto y yo hemos estado fuera. También queremos dar voz a la asociación y nuestros socios. Muchas veces no tenemos la experiencia de un empresario senior, pero sí la de un empresario que está pisando la calle todos los días y sabe perfectamente cuáles son los problemas.
En algún momento ha hecho referencia a la importancia de la formación. ¿Eso significa que falta formación?
Sí, totalmente. Cuando empiezas, tienes que ser algo así como un hombre-orquesta. En vuestro caso, por ejemplo, siendo periodistas, también tenéis que saber de finanzas, de contabilidad, de recursos humanos… Cuando te llega la primera multa, vas aprendiendo. Para eso tenemos los programas de AprendizAJE y EmprendizAJE, que están planteados para que todo sea más fácil. Son cosas que no se enseñan ni en la universidad ni en la escuela, aunque empresarios podemos ser todos.
¿Eso es un toque de atención hacia la formación reglada?
Para empezar, hace falta que te digan que ser empresario es una opción profesional. Yo recuerdo que en la universidad nos decían “vas a ser directivo o gerente”, pero ¿por qué no voy a poder montar yo esa empresa? ¿Por qué no una asignatura sobre todas las cuestiones relacionadas con la gestión de una empresa? Muchas veces, los empresarios salen por ciencia infusa, o por familia o directamente porque estás pirado.
Los empresarios de rebote, que se hacen autónomos al no tener otra opción, ¿son un problema o una oportunidad?

“Ser empresario es una profesión”

Es un problema para la persona que emprende por necesidad. Imagina que ahora mismo hay una epidemia, hacen falta médicos y yo digo que me hago médico. Los pacientes que pasaran por mis manos tendrían poco futuro. Ser empresario es una profesión. Hay que sentarse y preguntarse si es lo que se quiere hacer en ese momento. Al final, se necesita mucha motivación para ser empresario. Son muchos marrones, mucho tiempo, muchos tropiezos y si te falta la motivación, eso te va minando poco a poco.
¿La sociedad conoce AJE?
Creo que sí, que tiene un cierto posicionamiento. Cuando organizamos el premio anualmente, vienen muchísimos invitados. Los anteriores presidentes han trabajado en ello, aunque siempre se le puede dar un puntito más de voz para que se nos conozca algo más.
¿Por qué tienen tan mala fama los empresarios?

“Por unos pocos malos empresarios se nos ha estigmatizado a todos”

Buena pregunta. Para empezar, yo creo que en este país somos muy de poner etiquetas. Sí que es cierto que, como en todas las profesiones, ha habido gente buena y mala. No te voy a decir ni que todos los empresarios son buenos ni que todos son malos, pero quizá, por unos pocos se nos ha estigmatizado a los demás. Además, creo que vivimos en una sociedad que penaliza el éxito. Que te vaya económicamente bien, que te vean feliz, parece malo. Tenemos una relación un poco insana con el dinero. Cuando vemos a alguien con un Mercedes, lo primero que se piensa a veces es “seguro que lo ha robado”, cuando lo que deberíamos pensar es “seguro que ha trabajado duro para tenerlo”. Es un estigma que se les pone a los empresarios, eso de que estamos forrados de pasta, que es mentira. Tener dinero no es malo, pero vivimos en una sociedad en la que decir que es ambicioso se le penaliza.
¿Cómo es el empresario burgalés?
A la AJE normalmente vienen gente ya formada, ya sea a través de la Universidad o de Ciclos Formativos. Normalmente han trabajado antes para otras empresas, lo que ha permitido obtener una experiencia y ver que son buenos en algo. A partir de ahí, deciden montar la empresa. A todos les une mucho la proactividad, pero vienen de diferentes sectores. Hubo unos años en los que había mucha presencia de informáticos, pero ahora, parece que cada vez está más presente el sector de la formación. Es muy variado, la verdad.
¿Es fácil ser empresario en España?
Es fácil en algunos aspectos, ya que vivimos en la era en la que tenemos toda la información al alcance de la mano y disponemos de muchos mecanismos para sacar adelante los proyectos. Sin embargo, por otra parte también es difícil, básicamente porque no sabemos vender. No nos han enseñado a vender. Muchas empresas fracasan a pesar de ser buenas ideas. Aparte, en España tenemos miedo al fracaso. Eso frena a muchos.
¿Se penaliza el fracaso?

“Vivimos en una sociedad que penaliza el éxito”

Aquí sí. La verdad es que estamos bastante verdes en ese sentido. Aquí, si fracasas se te cierran muchas puertas, cuando no debería ser así. Recuerdo que, cuando trabajaba y vivía para otro, conseguimos un cliente que nos preguntó ¿cuál es la mayor metedura de pata que habéis tenido? Le contestamos y no dijo que estábamos contratados porque no íbamos a volver a cometer ese error. Es algo así como exigirte que no te caigas cuando comienzas a andar. ¿Cómo no te vas a caer si ni siquiera te enseñan cómo ser empresario?
¿Es imprescindible trabajar antes para otras empresas?
No es imprescindible, pero sí que es muy enriquecedor. Trabajando para otra empresa, puedes copiar cosas y corregir errores. Además, eso te permite conocer mejor el mercado, ver cuál es la necesidad sin que te cueste dinero.
¿Qué le diría a una persona que se esté planteando montar una empresa?
Pues que si lo ve claro, que siga hacia adelante. Eso sí, que estudie antes muy bien su plan de negocio y la viabilidad de la empresa. Si siente que es el momento, que se lance. A partir de ahí, hay gente que quizá se esté planteando montar algo pero no tiene muy claro hacia dónde dirigirse. En ese caso, le aconsejaría que comenzara a trabajar para otra persona, que cogiera experiencia y luego se lanzara.
Y psicológicamente, ¿qué necesita un emprendedor?

“El emprendedor necesita batir la soledad”

Necesita batir la soledad del emprendedor, y para eso está AJE. Me acuerdo que, cuando empecé, les decía a mis amigos que tenía que hacer la declaración trimestral y nadie me entendía. En cambio, en cuanto llegue a AJE, me dijeron que no me preocupara y me guiaron en ese aspecto. Además, muchas veces necesitas cierta empatía. hay problemas que no se los puedes contar a otra persona que no sea empresario, porque no lo entiende. Son pequeñas cosas, pero resultan clave para vencer esa soledad.
Una de las principales funciones de AJE es la gestión del Espacio Emprende. ¿Qué tal funciona?
Pues la verdad es que funciona bastante bien. Somos un referente en información, ya que por nuestras instalaciones pasa muchísima gente que quiere poner en marcha proyectos y que recibe información. Tenemos una tasa de éxito en la creación de empresas del 60 por ciento respecto al total de gente que viene a solicitar información. Eso está muy bien.
¿Un 60 por ciento?
Sí. Es mucho, pero también es cierto que llevamos veinte años y que mucha gente viene ya con las ideas más o menos claras. Además, lo bueno es que no sólo les informamos o asesoramos, sino que ofrecemos formación continua y contamos con un asesor fiscal, lo que nos permite acompañar un poco todos los proyectos.
¿En qué proyecto concreto les gustaría embarcarse si contasen con más apoyo?
Pues tenemos muchos proyectos en mente, aunque quizá, el más interesante es uno que tiene que ver con la formación y la sensibilización entre la población de que los empresarios somos gente normal. Mostrar a la gente que esta es una opción profesional y algún detalle sobre nuestro día a día.
Usted recibió el Premio AJE en 2011. ¿Qué supuso?

“Para mí, el Premio AJE lo fue todo”

Para mí lo fue todo. Acababa de venir a Burgos cuatro meses antes y no me conocía nadie. En la propia gala del premio, que no esperaba ganar, hice clientes. Además, también supuso empezar a involucrarme en la asociación. Es un reconocimiento brutal.
Su caso es quizá paradigmático, ya que tuvo que salir fuera para buscarse la vida antes de poder volver a Burgos.
Sí, pero no creo que sea malo. De hecho, lo bonito, al menos en mi caso, es que alguien de un pueblo muy pequeñito de apenas 70 habitantes tenga la oportunidad de irse a vivir a Madrid, de viajar por el mundo y de volver a generar economía a su ciudad. Eso está bien, ya que ves mundo, te enriquece y cuando vuelves tienes algo que aportar. En ese aspecto hemos avanzado.
¿Y qué pasa con esa gente que tiene que marcharse y ya no vuelve?
Es que quizá ya no quieran volver. Yo tengo amigas que están encantadas de la vida, que se sienten afortunadas por trabajar en otros lugares.
¿Y con los que queriendo no pueden?
Obviamente, hemos pasado por un momento muy difícil en el mercado laboral que nos ha obligado a ajustarnos y tendremos que ver si esa gente puede volver. Eso sí, quizá tengan que volver, no para trabajar para otros, sino para montar algo aquí, que es una opción que a menudo se pasa por alto cuando hablamos de este asunto.
¿Qué hacemos con la reforma laboral?

“Hay que facilitar la contratación, no el despido”

Lo que está claro es que el mercado ha cambiado. Yo veo a mi padre, que lleva cuarenta años trabajando en una fábrica y está tan ricamente, pero eso hoy en día es inviable. De hecho, la única forma de ir ascendiendo ahora mismo es ir cambiando de empresa. No podemos estar pidiendo que todo sea como antes. A partir de ahí, lo que queremos los jóvenes empresarios es contratar, no despedir, por lo que hay que facilitar esa contratación. Muchos compañeros quieren contratar, pero no pueden porque los costes les comen. Llega un momento en el que tienes mucho trabajo para una sola persona, pero no facturas lo suficiente como para cubrir los costes de una contratación. Hay que incentivar el empleo incentivando el propio empleo, no el despido. Al final, lo peor para un empresario es despedir a alguien, porque eso supone cargarse algo que has creado.
¿Qué tal las relaciones con FAE?
Siempre hemos tenido una buena relación y hemos ido bastante de la mano, como lo demuestra el hecho de que tenemos socios comunes, aunque tenemos nichos de mercado diferentes. Llegamos donde ellos no llegan y al revés. Nosotros vamos a un público más joven, aunque también tenemos fecha de caducidad. Lo lógico es que cuando tu empresa se haya estabilizado vayas a ser de FAE. Somos algo así como una cantera.
¿Burgos es una ciudad cómoda para los jóvenes empresarios?
Hoy en día, lo bueno que tenemos es que donde vives no te condiciona donde haces negocios. Yo, viviendo en Burgos, puedo tener una videoconferencia con un cliente alemán, por ejemplo. A partir de ahí, Burgos es una ciudad industrial que, a pesar de no ser muy grande, tiene una posición geográfica magnífica, con Madrid, Bilbao y Valladolid a un paseo de distancia. Eso, sumado a las nuevas tecnologías, permite vender tu producto en todo el mundo.
Y España, ¿es un país competitivo?
Creo que sí. En mi experiencia personal, he visto muy buenos trabajos, pero insisto, el problema es que no sabemos vendernos. Parece que sólo estamos durmiendo la siesta y comiendo bravas. En este país hay muchísimo talento. Anda que no hay gente que ha montado empresas fuera y ha triunfado. El primer paso debe ser creérnoslo nosotros mismos y luego vendernos.
 
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